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Pensamientos del Padre Etcheverry para rezar  cada día

 

Eucaristía​

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“Avivemos nuestra fe en la presencia de Jesucristo nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.

Ahí está Jesús como Dios y como Hombre. (…)

Ahí está en la Eucaristía mostrando primero su humanidad sensible… 

La misma que veían caminar por los caminos de Palestina los felices israelitas de su tiempo

La misma que comía con sus discípulos;

La misma que se fatigaba;

La misma que hablaba con su voz melodiosa;

La misma que gesticulaba con gran majestad y sencillez a la vez;

La misma en cuyo pecho se recostó san Juan en la Ultima Cena

a cuyos pies se echó María Magdalena;

La misma que murió en la Cruz;

La misma que vieron resucitada los Apóstoles;

Esa Humanidad es lo primero que presenta Jesucristo en el Santísimo Sacramento

aunque revestido con un disfraz: el del pan…”  

Octubre 1970

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  •  “…sabemos y lo hemos pensado muchas veces, Jesús nuestro, que tu presencia aquí en la Hostia, a nuestro alcance, nos está mostrando una vez más tu deseo inmenso a impulso de tu amor de estar unido con nosotros. ¡Qué hubiera podido constituirse en instrumento más perfecto de unión que el que Tú te convirtieras en alimento que nuestra boca come y nuestro corazón aloja!” Octubre 1970

 

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  • “Al instituir el sacramento de la Eucaristía Jesús quiere siempre permanecer a nuestro alcance y quiere expresarnos su deseo de conocernos, de amarnos, de comprendernos, de ayudarnos siempre en nuestras necesidades. Y con esa misma presencia Jesús quiere que nosotros lo conozcamos, lo valoremos, lo amemos, le tengamos confianza y nos acerquemos a Él.  La Eucaristía es la máxima expresión del deseo de Dios de unirse con nosotros, no sólo en cuanto lo recibimos como alimento en la comunión sino además en cuanto Él está de un modo perpetuo en el Sagrario a nuestro alcance, para que de un modo sensible tengamos conciencia de esa presencia de Dios y permanezcamos unidos a  Él.”  Jueves Santo 1967

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  • “Renovemos toda nuestra fe y toda nuestra confianza absoluta en el valor de Jesucristo Sacerdote y Hostia; en el valor de Jesucristo alimento para darnos la vida, sostenernos, darnos fuerza y defensa; en el valor de Jesucristo amigo para escuchar nuestras cuitas, participar de nuestras alegrías, de nuestras tristezas, para que nosotros mismos podamos ayudarlo. Y renovemos sobre todo nuestro amor a Jesucristo en la Eucaristía; nuestro amor profundo, entrañable, práctico y nuestro amor traducido además en una enorme gratitud, la mayor que nosotros seamos capaces de tener, gratitud de palabras, de sentimientos y de obras.”  Corpus Christi 1967

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  • “La Eucaristía es un misterio, un sacramento, ante todo de fe, que exige y suscita en nosotros fe porque se trata nada menos que de descubrir a Dios escondido bajo las apariencias, las formas exteriores de pan y de vino. Sin fe no existe para nosotros la Eucaristía, sacramento, misterio, con su realidad escondida y eficaz, divina. Exige tanta o más fe que cualquier otro sacramento: en ninguno de los otros siete sacramentos se nos presenta una realidad exterior, una apariencia tan pequeña para esconder algo tan grande.”  Corpus Christi 1966

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  • “La Eucaristía es un misterio de esperanza. Exige y da esperanza... Porque Jesucristo se esconde en el pan y en el vino para realizar grandes cosas. Ante todo, para renovar el sacrificio de la cruz, con todo el valor que él tiene para la gloria de Dios y para nuestro bien, para que los hombres obtengan para su salvación la redención de la Cruz. Es misterio de esperanza porque Jesús se esconde para alimentar a los hombres. Para que tengan fuerza y Vida.  Y se da como anticipo de la resurrección final y de la posesión y de la comunión íntima con Jesucristo por toda la eternidad.” Corpus Christi 1966

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  • “La Eucaristía es misterio de Amor. Es un misterio de amor de Jesucristo ante todo al Padre: por amor a El Jesucristo se encierra en la hostia y renueva el sacrificio de la Cruz. De amor de Jesucristo a los hombres: por amor a ellos Jesús se queda encerrado en la hostia para renovar la redención y permitirles a los hombres alcanzar su valor infinito.  Se queda en la Hostia para visitarnos y alimentarnos. Para darnos la seguridad de que allí lo tenemos, a un paso…  la Eucaristía es misterio de amor: de amor a Jesucristo,  de amor que en nosotros el amor de Jesucristo suscita en reciprocidad.” Corpus Christi, 1966

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  • “Jesús escondido dentro de las especies del pan y del vino nos habla elocuentemente de humildad, más aún de humillación, de Dios infinito hecho hombre finito por su naturaleza, de hombre hecho moribundo, de hombre próximo a morir en su Pasión. Se convierte en pedazo de pan, en cosa sin vida divina aparentemente, sin vida humana, sin ningún tipo de vida, en cosa material, la más modesta.” Junio 1968

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  •  “Y allí Jesús en la Eucaristía nos habla elocuentemente de pobreza, de desprendimiento. Están cortadas todas las vinculaciones con las cosas materiales. Podremos rodearlo de oro, pero Jesús dentro del pan está desnudo y pobre. Y está desprendido de todas las cosas y personas para vivir sólo para Dios y para ir a las personas en la comunión sólo para darles a Dios, para darles esa vida divina, para fortificársela, para darles su propia presencia -la de Jesús, la del Padre- y para llevarlos a la eternidad.”  Junio de 1968

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  • “Digámosle nuestro deseo de valorar y vivir para nosotros y para los demás del modo más grato para su corazón toda la realidad eucarística. Pidámosle que El, sacerdote eucarístico cada día nos haga instrumentos menos indignos y más aptos de esa única acción que Él quiere realizar por las especies eucarísticas y nuestro ministerio sacerdotal de dar la vida a los hombres, darla abundantemente, hacerla crecer, conservarla y vigorizarla contra todos los obstáculos y embates y llevarla gloriosa hasta el cielo.” Junio 1968

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  • “Debe estar siempre en nosotros la seguridad inmutable, serena y dulce y ojalá gozosa y fuerte, de que Jesús está en nosotros, nos apoya, nos sostiene, nos empuja y acompaña en todo.”  Abril 1970

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  •  “Te quedaste en la Hostia a impulsos de tu amor que quiere siempre acompañarnos en toda nuestra marcha por la tierra mientras peregrinamos hacia el Cielo.” Corpus Christi 1970

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